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Diagnostic tests in thyroid nodules
La historia clínica y el examen físico son el primer paso en el enfoque de la investigación de los nódulos tiroideos; sin embargo estos no son suficientemente precisos por si mismos. El ultrasonido, que puede discriminar entre nódulos sólidos y quísticos, no predice la malignidad en forma confiable. Las imágenes con radio nucleótidos no es útil en la identificación de lesiones malignas: la mayoría de los carcinomas aparecen como nódulos “fríos” (con ineficiente captura de yodo) pero ocurre igualmente con los nódulos benignos, mientras que los nódulos calientes son casi siempre benignos. La aspiración con aguja fina ha probado ser la prueba más valiosa en la identificación de pacientes con cáncer de tiroides, disminuyendo de manera significativa el número de pacientes sometidos a cirugía.
La aspiración con aguja fina de tiroides fue introducida por Soderstrom in 1952 y para 1980 el Instituto Karolinska de Estocolmo había acumulado la experiencia de más de 20.000 casos. Es un método simple, seguro y preciso de diagnostico de las condiciones malignas de la tiroides y es con mucho la prueba diagnóstica mas costo-efectiva. La sensibilidad general promedio es cerca del 83% y la especificidad cerca del 92%. Sin embargo estas cifras pueden incrementarse significativamente cuando el citopatólogo realiza el aspirado y evalúa el material inmediatamente.
Indicaciones para la aspiración con aguja fina
La principal indicación para la aspiración con aguja fina es un nódulo solitario o un nódulo dominante en un bocio multinodular. Solo un pequeño porcentaje de los nódulos es maligno (cerca del 5%). Es mas probable que sea maligno en las siguientes condiciones: edad, menor de 20 o mayor de 70 años, hombre, historia de radiación en el cuello, historia familiar de cáncer de tiroides, NEM tipo 2, glándula tiroides firme, irregular y fija, linfadenopatía cervical.
Técnica de la aspiración
La aspiración que puede ser guiada mediante la palpación o el ultrasonido, se realiza cuando el paciente esta en posición supina o sentado con el cuello hiperextendido. Preguntando al paciente que trague saliva facilita la localización del nódulo mientras se sostiene este con una mano.
La aguja pequeña (25-27 G) se inserta en la periferia del nódulo, y con un movimiento de arriba abajo se toma la muestra, la aguja se rota y luego se extrae tan pronto como aparezca sangre. El paciente no debe tragar saliva durante el procedimiento. El uso de una aguja muy fina no es doloroso (no se necesita anestesia) y reduce el sangrado, evitando la contaminación de una muestra con la sangre y así aumentado su calidad.
Al menos dos pases se deben realizar; un citopátologo debe estar presente para evaluar si la muestra es adecuada, o realizando el aspirado directamente. Si un quiste es aspirado, se debe tomar una muestra del área sólida residual. Solo si el nódulo aparece calcificado o fibroso se debe realizar una siguiente aspiración con pistola de Franzen (soporte de jeringa)
Preparación de las laminas
Las células son expulsadas y extendidas en una lámina. Como un adjunto de los extendidos, la aguja se debe enjuagar y colocar en un contenedor. La suspensión se puede usar para centrifugar para preparaciones de capa fina o bloque celular. Las ventajas de las preparaciones de capa fina sobre los frotis incluye la reducción de sangre y el menor tiempo de estudio, pero se necesita el ajuste a alteraciones menores en la apariencia celular. Los frotis pueden ser fijados en alcohol y teñidos con Papanicolaou o secados al aire para tinción de tipo de Romanowsky. Las características nucleares son mejor apreciadas con la tinción de Papanicolaou, mientras que la tinción del tipo de Romanowsky es útil para evaluar los detalles citoplasmáticos y el material extracelular, tal como el coloide.